Francia continúa sumida en protestas y disturbios tras la muerte de un joven identificado como Nahel, lo que ha llevado a miles de ciudadanos a manifestarse en las principales ciudades del país a lo largo de esta semana. Por tercera noche consecutiva, los altercados en las calles han sido el centro de atención. Anticipándose a lo que podría suceder, y basándose en los acontecimientos de días anteriores, el Ministerio del Interior desplegó un dispositivo de seguridad compuesto por 40.000 agentes con el objetivo de contener los disturbios. Sin embargo, la escena se repitió una vez más y la noche culminó con más de 600 personas detenidas en todo el país.

Durante esta madrugada, se pudieron observar escenas de locales comerciales saqueados, robos, violencia, coches incendiados e incluso edificios enteros ardiendo en diversas partes del país. Estas imágenes han sido una constante desde el martes, cuando salió a la luz la historia de Nahel, un joven de 17 años de origen magrebí que fue abatido a tiros por un policía durante un control en Nanterre, en las afueras de París.

En los últimos años, Francia ha experimentado un aumento significativo en los casos de violencia policial. Solo en lo que va del año, tres personas han perdido la vida tras ser abatidas por la policía francesa durante controles de tráfico en carreteras. El incidente más reciente tuvo lugar el pasado 27 de junio, cuando Nahel M., un joven de 17 años de origen magrebí y empleado como repartidor, conducía un vehículo en Nanterre (París) acompañado de otras dos personas.

En un momento dado, alrededor de las 08:30 horas, la policía detuvo el vehículo por infringir las normas de tráfico en el cruce de François Arago, cerca de la estación Réseau Express Régional de Nanterre. Durante el altercado verbal entre los agentes y Nahel, uno de los policías sacó su arma.