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La inseguridad es un punto de difícil retorno | Manuel Gudin

La seguridad no es algo que una vez obtenida podamos dar por permanente.

Se trata como saben todos los colectivos que de una u otra forma de dedican a ella de una u otra forma de algo que hay que trabajar todos los días para mantenerla y afianzarla.

En ese enfoque estamos y por ello permítanme hacerles una reflexión:

En navegación aeronáutica se habla del punto de no retorno que es, básicamente, aquel que, por el consumo de combustible estimado para llegar a un punto determinado x, impide el regreso al punto de partida y obliga a escoger si lo hubiese un punto alternativo de aterrizaje seguro.

Europa se encuentra aproximándose a un momento en el que hay que tomar decisiones. Las decisiones no van a ser fáciles ni pueden seguir la línea de lo políticamente cómodo.

Si esas decisiones no se toman a tiempo es posible llegar a un punto de no retorno, en el que las conquistas de la vieja Europa se diluyan sin más.

Estas decisiones han de tomarse en cuenta partiendo de análisis de inteligencia y de análisis de red en primera instancia, como sistemas probados sobradamente.

Así enumeradas estas ideas pueden parecer algo crudas, pero vamos a poner unos simples ejemplos.

Mientras que la UE defiende a capa y espada la protección de los datos personales propone un reglamento para controlar los contenidos de los móviles de sus ciudadanos mediante la versión 2.0 de “chat control” con la idea de la lucha contra la pedofilia. Esto sería una clara intromisión en la privacidad de los usuarios.

También, mientras se saturan los servicios sociales de España con la atención a inmigrantes Ilegales o turistas sanitarios, los mayores del país ven reducidas sus prestaciones al mínimo y los tiempos de espera para citas y prestaciones aumentados al máximo, incumpliendo sistemáticamente las cartas de servicios (que son compromisos vinculantes adoptados políticamente).

Las decisiones de las que hablaba no son sólo responsabilidad de los políticos electos o en oposición sino también de todos y cada uno de nosotros. Se trata de una corresponsabilidad en todos los ámbitos de la sociedad europea que es la que encuentra comprometida su seguridad.

La responsabilidad del ciudadano de a pie, usted o yo, pasa por empezar a velar por todos los aspectos de la seguridad diaria tanto la propia como de los que nos son más cercanos. Usted me dirá que para eso están las fuerzas y cuerpos de seguridad o que es una labor muy pesada para hacerla todos los días. A lo primero le respondo que toda ayuda es necesaria e incrementa la efectividad y a lo segundo le digo que a pesar de ser tedioso usted se levanta todos los días para acudir a su trabajo a pesar de que también se levantó ayer para ir a trabajar.

El objetivo que le propongo estimado lector es simple, pero requiere de continuidad: Interiorizar la seguridad como concepto necesario para nuestra vida en sociedad tal y como la conocemos.

Todo tiene que tener un orden y la situación en la que nos encontramos también lo requiere.

Hay que darse primeramente cuenta de la situación de partida de la que salimos para fijarnos unos objetivos a los que llegar y desde allí saber cuándo llegamos a puntos de no retorno y dado el caso buscar alternativas lo más viables y precisas posibles.

La colaboración entre la ciudadanía y las fuerzas y cuerpos de seguridad de cada estado europeo es vital en este sentido y ha de darse a todos los niveles.

Hemos de superar por el bien de todos las arbitrariedades y los intereses egoístas de todas las partes implicadas porque todos serán los afectados si se llega a ese punto de no retorno. Se podrá pensar que no a todos por igual llegará la afección en llegados a ese punto, pero no es un problema de cuánto te afectará sino más bien de cuándo en tanto que al ciudadano de a pie ya le están afectando, aunque a algunas élites no les afecta todavía directamente y por ello se creen con la posibilidad de sacarle alguna rentabilidad “a su favor”. Ello evidencia su falta de vista a futuro y su visión cortoplacista.

Ahondando en esta prístina idea nos vamos a encontrar con dos posibles situaciones. Por un lado, caso ideal, aquel en el que la sociedad en su conjunto sea del país que sea, se ponga a trabajar en la seguridad diaria de todos y con sus errores y aciertos se pongan los cimientos para una sociedad segura, próspera y libre. Ese es un buen punto de partida y promete un buen futuro.

En el otro extremo la situación de sociedades desunidas, ancladas en sus rivalidades y prepotencias, en su buenismo y la miopía de sus miras llenas al tiempo de grandes proclamas libertarias y constriñendo al máximo las capacidades de obrar y desenvolvimiento de sus ciudadanos en todos los ámbitos de su vida.

En estos casos no podemos sino traer a colación el fragmento del poeta Antonio Machado referido a Castilla… «Castilla miserable, ayer dominadora envuelta en sus harapos, desprecia cuanto ignora”. Ese es el destino que aguarda a estas sociedades. No resulta halagüeño. En estos casos y en otros en los que lamentablemente nos aproximemos a este resultado final se impondrá un plan de emergencia en el que se establezcan viables puntos alternativos de aterrizaje quizá ya en otros lugares más seguros.

En medio de esos dos extremos, estimado lector, verá seguramente usted a la sociedad en la que se halla usted viviendo y de la que se siente partícipe.

Es hora de ponerse a trabajar y desde este foro de Ciudadano Seguro le emplazo querido lector a que comience su parte de tarea en este sentido y que, si necesita ayuda, cuente con nosotros. Aquí estamos.

Manuel Gudin Ojeda
Director de Seguridad y Piloto de Helicóptero