Primeramente por privacidad, seguridad y control financiero que las tarjetas de crédito y los pagos electrónicos no pueden igualar.

Cada vez que deslizamos o insertamos nuestra tarjeta, dejamos un rastro de datos electrónicos que pueden ser rastreados y utilizados por empresas, instituciones financieras y gobiernos.

Pagar en efectivo nos brinda un mayor nivel de privacidad y control sobre nuestros movimientos o transacciones no quedando registrados electrónicamente porque son inherentemente privadas y difíciles de rastrear, lo que protege nuestra información financiera de posibles brechas de seguridad y nos permite mantener nuestras compras más anónimas.

Por otro lado, nos obliga a ser conscientes de cada euro gastado y puede ayudarnos a evitar caer en la trampa de gastar más de lo que podemos pagar.

Cuando pagamos con tarjeta, es fácil perder la noción de cuánto estamos gastando. El dinero virtual infinito parece, lo que puede llevarnos a caer en la trampa de gastar más de lo que planeamos y a su vez llevarnos a la acumulación de deudas, intereses elevados, pagos aplazados, comisiones… Estos costos pueden acumularse con el tiempo y hacer que nuestras compras sean más caras de lo que originalmente pensamos.

El riesgo de fraude es menor al utilizar efectivo. Las tarjetas son vulnerables al robo de datos y a la clonación y otros delitos cibernéticos. En contraste, el efectivo es tangible y más difícil de falsificar.

Otra de las razones vitales por las que el Banco de España respalda el uso del efectivo es la soberanía monetaria y la preservación de la economía local. Dependiendo exclusivamente de las tarjetas de crédito y débito podría exponer a los países a riesgos financieros y a la pérdida de control sobre su propia moneda.

También tiene beneficios para la preservación de la economía local, cuando pagamos en efectivo, es más probable que nuestro dinero circule y se quede directamente en la comunidad. Con este gesto estamos apoyando y beneficiando a las pequeñas empresas, evitando que las grandes corporaciones les cobren comisiones por el uso de tarjetas y se queden con una parte de sus ganancias.

El Banco de España argumenta a favor de la inclusividad financiera. Para muchas personas, especialmente aquellas en comunidades rurales o de bajos ingresos, el efectivo sigue siendo la única opción viable para realizar gestiones económicas diarias. Eliminar esta opción podría excluir a grandes segmentos de la población de la economía formal.

El efectivo es una herramienta clave para garantizar la inclusión financiera. Es una forma de pago de acceso universal, es decir, accesible para todos, incluyendo a aquellos que no tienen, no pueden o prefieren no utilizar los servicios bancarios o tarjetas de crédito. Esto promueve la inclusión financiera y garantiza que nadie quede excluido de las transacciones cotidianas.

Finalmente, el Banco de España subraya que el efectivo desempeña un papel crítico proporcionando una red de seguridad durante cambios inesperados en la política financiera global y momentos de crisis económica como recesiones, situaciones de emergencia, desastres naturales, cortes de energía interrupciones, fallos o problemas técnicos en los sistemas electrónicos o se ven comprometidos, el efectivo sigue funcionando. Se convierte en un recurso invaluable, en un salvavidas que asegura la autonomía monetaria de una nación y sigue siendo un medio de pago confiable, permitiéndonos adquirir bienes esenciales y servicios básicos, incluso cuando otros métodos de pago no están disponibles. No dependemos exclusivamente de la tecnología, lo que puede ser crucial en estos momentos.

El uso excesivo de tarjetas de crédito y débito nos hace vulnerables.

El Banco de España respalda y nos recuerda que el uso del efectivo no debe subestimarse.

La recomendación del Banco de España de pagar en efectivo y no con tarjeta se basa en las ventajas y preocupaciones legítimas sobre la privacidad, seguridad, reducción y control de gastos, costos adicionales, la dependencia del sistema digital, el apoyo a la economía local, la garantía de la soberanía monetaria, la responsabilidad y exclusión financiera y brinda resiliencia en momentos de crisis.

En última instancia, la elección entre efectivo y tarjeta debe basarse en nuestras necesidades y preferencias personales, pero es importante recordar que el efectivo sigue desempeñando un papel decisivo en nuestra económica y siendo esencial de nuestra vida cotidiana.